El método microgravimétrico consiste en determinar con elevada precisión la variación del campo gravitatorio en una determinada región. En lugar de los gravímetros tradicionales (con una resolución de 5-10 microgal) se emplean microgravímetros de última generación con la mayor sensibilidad disponible en el mercado hoy en día (1-2 microgal).
La campaña de campo se realiza ocupando estaciones de medida distribuidas en perfiles o mallas regulares que cubran toda la región de interés. Además es necesario obtener lecturas periódicas (cada media hora) en un punto de referencia (denominado base) para obtener la curva de deriva instrumental.
Una vez obtenidos los registros de campo, realizando las oportunas correcciones (deriva instrumental, mareas, topografía, etc) se generan modelos de densidad del subsuelo. Generalmente es un método empleado para la detección de galerías y cuevas que suponen un déficit de masa respecto al terreno circundante. Habitualmente es necesario la realización previa de un levantamiento topográfico de detalle para la correcta identificación de la señal que el relieve topográfico produce en las lecturas de campo.
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